La importancia de la actividad física

Es cierto el dicho…

Mente sana en cuerpo sano

La perfecta combinación entre el cuerpo y la mente implica, necesariamente, la práctica de algún deporte o actividad física. Cuando practicamos un deporte, trotamos o caminamos, sentimos que nuestro cuerpo es más ligero y nuestra mente más despierta y dispuesta.

El ser humano necesita estar en movimiento. Al ejercitarnos, el aire que entra por los pulmones bombea la sangre con más fuerza y permite irrigar con mayor pureza (más oxígeno) las células más recónditas del organismo.

Cuando hacemos ejercicio, nuestro cuerpo entra en calor y motiva la producción de hormonas y otras sustancias que ayudan a la recuperación celular y dan sensación de bienestar. El sudor que se produce con el esfuerzo físico, al realizar cualquier tipo de ejercicios, es el mejor conductor para eliminar toxinas. El corazón, presionado por el esfuerzo, realiza mejor su trabajo y se mantiene en forma.

Para el organismo, los beneficios producidos por la actividad física son incontables:

  • Desde la lucidez mental (la irrigación de oxígeno a través de la circulación limpia el cerebro y motiva la producción de sustancias como la serotonina);
  • Los músculos permanecen tonificados, las articulaciones son más flexibles y la grasa no encuentra donde alojarse; el despertar de los sentidos (se hacen más agudos al descongestionarse y oxigenarse mejor);
  • La piel se manifiesta más tersa, reluciente e hidratada gracias al flujo de sangre oxigenada (y al consumo de agua que nos vemos precisados a ingerir cuando nos ejercitamos);
  • Los intestinos funcionan con mayor fuerza y separan los nutrientes del material de desecho, aligerando de esta manera los próximos procesos digestivos, etc.

Desde cualquier punto de vista, la práctica de algún deporte o la realización de actividad física, ofrece al cuerpo una condición más saludable y nos permite disfrutar de mejor forma nuestra vida. Más ánimo, vitalidad y energía.